jueves, 27 de noviembre de 2014


INTERESTELAR


La tierra no es ya el mejor vividero de la Galaxia y no le queda otra a la raza humana que pelechar en otras coordenadas. Sea por homenaje o sea por plagio, la película con sus imágenes nos remite en principio a 2001 "Una Odisea en el Espacio" dirigida por Stanley Kubrick y al libro -y cinta- Cosmos de Carl Sagan, donde el mismísimo Matthew McConaughey representara a un teólogo al lado de Jodie Foster.

Recuerdo que en mis pocos estudios de Física, pude ver un documental denominado "El Universo de Einstein" donde se presentaba la paradoja de los gemelos: uno de ellos iba en una nave espacial a orbitar un agujero negro, el otro se quedaba, estando a algunos metros bajo tierra cuando el primero llegara, dada la relatividad del tiempo. Sobre esta idea podría decirse que se basa la película. No lo niego es muy entretenida y hay momentos de verdadera tensión, lo que no nos dice si en efecto estamos ante una producción excepcional.

El diálogo es poco sostenido, igual que a las actuaciones, les falta continuidad, salvo la de Ann Hathaway. La cinta queda bastante incipiente cuando procura dar cuenta del papel de la metafísica -o física- del amor en el conocimiento y dominio de las leyes de la naturaleza. El punto que podría ser más interesante, el cual a mi parecer, sería la incertidumbre y complejidad en la decisión del ser humano frente al robot, queda sólo en eso. Lástima esta brecha argumentativa desperdiciada. La música, magnífica, pero igual se intuye la intencionalidad de hacer algo semejante a 2001 una odisea espacial con el tema "Así Habló Zaratustra".

El final Hollywoodense no se escapa porque es feliz, así un "padre no tiene porqué ver morir a sus hijos". El protagonista prefiere irse a repoblar el cosmos en un planeta solitario con Ann Hathaway -idea interesante-.

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